Wendy Ewald

A black and white photograph of four Mexican girls picking wildflowers.

Wendy Ewald es una artista definida por la colaboración. A lo largo de 50 años de carrera, ha distribuido cámaras a niños y adultos, enseñándoles habilidades fotográficas rudimentarias y pidiéndoles que fotografíen sus vidas, lo cotidiano y extraordinario, lo que sucede durante sus días y sus sueños. Cuando se le preguntó qué aspectos de su trabajo se omiten con demasiada frecuencia de guías y exposiciones, Ewald afirmó: «Las imágenes que los estudiantes con los que trabajo [producen] son ​​tan valiosas como las de cualquier artista». Ewald nació en 1951 en Detroit en el seno de una familia que estaba profundamente metida en el mundo de la fotografía. Su abuelo inventó las vallas publicitarias con imágenes y su casa estaba llena de parafernalia fotográfica. Aunque la fotografía fue una constante en su vida, ella fue la única en la familia que cuestionó y sondeó su significado y sus posibilidades. Hay una calidad documental en el trabajo que casi podría calificarse de antropológica, si no fuera por el hecho de que Ewald está más interesada en la perspectiva de los que están siendo estudiados que en los que están estudiando. Este impulso por comprender a las personas en sus contextos la ha llevado por todo el mundo. Desde sus primeros trabajos en los Apalaches hasta Sudáfrica, México, Inglaterra, Israel y Cisjordania, se ha sentido atraída por lugares de conflicto. Ewald cambia el enfoque de los eventos a las personas, íntimamente atraída por las vidas de aquellos con quienes trabaja.

Dos series de Retratos y sueños se adentran en el juego y las fantasías de la infancia, junto con los oscuros o inquietantes miedos y aflicciones que los acompañan. Estas imágenes son complicadas, narrativas, con capas y profundidades. La expresión empodera a quienes comparten sus vidas en estas imágenes. Reenfocar el lente del “arte” a través de los ojos de los niños permite que la verdad se vuelva más clara, evitando los tropos mediáticos de las regiones donde la vida es difícil. Son estas imágenes: recopiladas, curadas, desarrolladas, a veces escritas o dibujadas por Ewald y sus colaboradores, las que forman la mayor parte de su trabajo. Esta práctica desafía las concepciones artísticas tradicionales del genio del artista, la autoría y las estructuras de poder del mundo del arte y del mundo en general. Las leyendas y los nombres de quienes toman las fotografías se incluyen junto con el nombre de Ewald en cada obra. Con el respeto que se le brinda como artista, se dedica a romper las barreras entre lo que se aprecia como “arte” y lo que no lo es. Cuando termina cada proyecto, quiere que se entienda que su trabajo no está ayudando a los sujetos. Es su trabajo colectivo lo que ayuda “al resto del mundo a comprender, a ser responsable, y apreciar». A través de este proceso, Ewald antepone las experiencias de los demás a las suyas y crea portales para la empatía.

—Katherine Beavis

Traducido por: Mayra C. Palafox

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