Shahzia Sikander

A heavily patinated bronze sculpture depicting two intertwined female figures

Camina por las galerías del Sur de Asia en un museo, hojea un libro de encuestas sobre arte persa o googlea «escultura hindú»: encontrarás obras de arte aisladas contra las paredes blancas de la galería, imágenes recortadas de páginas de cientos de años, esculturas extraídas de templos contra paredes obscuras. Para la artista pakistaní-estadounidense Shahzia Sikander, ver obras de arte centenarias arrancadas de sus contextos originales y elevadas a una pureza artificial abre las preguntas de «¿Qué es la tradición?» y «¿Quién decide qué es tradicional?».

Invocando lenguajes visuales históricos y medios tan dispares como el mosaico y la animación digital, el trabajo de Shahzia Sikander plantea estas preguntas en una práctica artística distintivamente contemporánea. El alto nivel de sofisticación técnica en el trabajo de Sikander recuerda su formación en el National College of Arts en Lahore, Pakistán, donde abrió un nuevo capítulo de la pintura en miniatura desafiando sus convenciones arraigadas. A medida que Sikander lleva la pintura en miniatura al arte contemporáneo, sus figuras abandonan sus poses congeladas y sus vistas planas de perfil; animadas por emociones como la desesperación y el deseo, las figuras de Sikander resuenan con la espectralidad de sus mundos interiores. Dentro de las obras de Sikander, las figuras también se encuentran con textos de historia, literatura, poesía, filosofía y religión. A medida que se han vuelto cada vez más gestuales, superpuestas y llenas de color, las figuraciones de Sikander también se han extendido a instalaciones expansivas y colaboraciones digitales con la compositora musical Du Yun. En comparación con nuestros encuentros contemporáneos con manuscritos iluminados y deidades hindúes que se considera inmortalizan el sur de Asia, las obras de Sikander son refrescantemente dinámicas, fluidas e imaginativas. Sikander no usa contextos severos para eliminar los lenguajes visuales del pasado; ella pone entre paréntesis las perspectivas euro-colonial e institucional. A través del intercambio, anima los lenguajes del pasado a medida que los lleva a encontrarse con sus contrapartes en otros lugares, los reinstancia dentro de las crisis actuales y les infunde tropos humanistas.

Mientras entretejen historias ricas con resonancia contemporánea, las obras de Sikander registran su proceso de pensamiento a través de las convergencias de temas y temporalidades dispares. Es importante destacar que, en el proceso de evidencia, las obras de Sikander no terminan en respuestas. (De hecho, responder a quién o qué determina «tradición” durante nuestro tiempo sería señalar con el dedo.) En cambio, Sikander acentúa la tensión entre la exquisita materialidad que pone en primer plano y los significados que se escapan de nuestros dedos. Las obras de Sikander son sensuales, espirituales, alegóricas y sumamente evocadoras, pero evitan una interpretación única que puede durar más que el impulso de la historia.

—Simone Levine

Traducido por: Mayra C. Palafox

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