Trevor Paglen

14 portrait style photographs with white squares covering each face.

En diciembre de 2018, el artista Trevor Paglen lanzó un pequeño satélite al espacio con el objetivo de desplegar un globo en forma de diamante que orbitaría la Tierra. La escultura inflable altamente reflectante aparecería en el cielo nocturno para el ojo humano como una brillante estrella artificial. La obra de arte nunca se desplegó. Lo que constituyó la primera obra de arte en el espacio por el arte en el espacio estaba plagado de las trampas mundanas de muchas empresas estadounidenses en lo desconocido: la incapacidad de distinguir entre una flota de satélites idénticos y un cierre del gobierno.

Las investigaciones de Paglen revelan mucho más que los peligros de la burocracia. A pesar del aparente fracaso para lanzar completamente su primer esfuerzo de arte espacial, Reflector orbital, sin embargo, describe bien su perspicacia sobre el poder de un simple cambio de perspectiva.

Basándose en el estudio formal de la geografía en la escuela de posgrado, Paglen está bien versado en mirar el mundo natural. La fotografía sigue siendo una herramienta principal para que Paglen descifre y descubra las relaciones entre la tecnología y el medio ambiente. Trabajando en una tradición popular de retratos de paisajes, las fotografías de Paglen a menudo iluminan las redes y sistemas antinaturales apenas visibles que existen justo debajo de la superficie: detrás de una montaña hay una base militar, debajo del lecho marino hay un cable de fibra óptica y entre una estrella y el borde de una nube está un satélite clasificado.

Más allá de la lente de la cámara, Paglen examina el espectador de manera más amplia con un ojo crítico hacia los aparatos del estado de vigilancia y los debates sobre la privacidad y el acceso en la era digital. Él investiga la cuestión de quién puede ver qué tanto como los problemas en torno a quién nos está mirando. El último trabajo de Paglen hace uso de los avances recientes en inteligencia artificial. Jugando con conjuntos de entrenamiento, ha enseñado a las computadoras a reconocer imágenes y también a crear imágenes a cambio. Los resultados, formados a partir de taxonomías poco ortodoxas como símbolos del psicoanálisis, produjeron imágenes borrosas desconcertantes que podrían adornar los lomos de la ficción distópica neogótica. Al ver el mundo a través del ojo de una máquina, es posible que veamos cosas que no nos gustan; el arte de Paglen sugiere que esto podría ser un síntoma de la conducta y los prejuicios humanos.

Uno podría malinterpretar las aventuras artísticas de Paglen como escapismo: sus exploraciones del espacio exterior, junto con un compromiso con la tecnología avanzada, podrían evidenciar el deseo de escapar de este mundo en busca de uno mejor. En medio de una atmósfera de agitación política, colapso económico y catástrofe ambiental, ¿Qué queda de la humanidad que valga la pena salvar? Lejos de ofrecer un escape, la práctica de Paglen busca enraizarnos firmemente en la realidad. Sus obras de arte nos ayudan a comprender mejor nuestras acciones y a nosotros mismos al servicio de hacer el bien con el mundo que ya habitamos.

—Alexandra Drexelius

Traducido por: Mayra C. Palafox

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