Gary Hill
Gary Hill fue uno de los primeros artistas en utilizar la tecnología de video para hacer algo más que grabar directamente y sigue siendo un innovador en la actualidad. Durante su carrera de más de 40 años, se ha movido mucho más allá de los estrechos confines del video hacia tecnologías interactivas experimentales. Todas sus exploraciones de una miríada de medios electrónicos novedosos, por diversos que sean, se despliegan como un medio para investigar la relación entre la mente y el cuerpo, la percepción y la cognición, el lenguaje y la conciencia.
Sus primeras obras, realizadas a finales de la década de 1960, fueron esculturas en metal. Fascinado más por los sonidos que el metal podía producir que por su apariencia, comenzó a extender su práctica al sonido electrónico, sintetizadores de sonido, cámaras de video y eventualmente a instalaciones interactivas. Deconstruyó sus obras tal como las hizo, literal y figurativamente: literalmente, porque podemos ver cables, tubos catódicos, las entrañas de la tecnología, y en sentido figurado, porque incansablemente investiga la naturaleza tenue y defectuosa de sí mismo. En una entrevista de 2009, Hill dijo que, en retrospectiva, le sorprendió la frecuencia con la que el uso de la cámara de video no tiene nada que ver con mirar por el ocular. “Lo he adherido a mi cuerpo, donde se convierte en una extensión física o en su propia entidad en el espacio. He usado la cámara con el movimiento de la máquina para cancelar el movimiento. Lo he usado como péndulo. Un circuito. Y luego hay cámaras virtuales disponibles en programas 3D que permiten pasar a través de objetos, así como casi cualquier cosa que puedas imaginar”.
Hill fue uno de los primeros en adoptar tecnologías informáticas en la década de los 90, dejando atrás el video de un solo canal como la escultura de metal, pero su compromiso de investigar la estructura de la conciencia, y especialmente el lenguaje, solo se profundizó. Toda su innovación técnica significaría poco sin su interrogatorio paralelo de la naturaleza del yo. El trabajo está rigurosamente informado por los filósofos Ludwig Wittgenstein y Jacques Derrida y el antropólogo Geoffrey Bateson. Hill escribe: “Estoy regresando y encontrando la raíz del lenguaje como un proceso continuo. Intento utilizar este proceso para abrir imágenes también, más allá de la representación”.
El trabajo más reciente de Hill continúa investigando los puntos débiles en la concepción que tiene el espectador de un yo unificado, incluso más allá del lenguaje. Un ejemplo de ello es una obra llamada simplemente Ser (), incluida en esta exposición. Fabricadas en 2016, cada una de las cinco esculturas de pared engañosamente sencillas le invita a mirar por un ocular. Mientras lo hace, obtiene una vista inesperada de parte de su propio cuerpo, capturada por cámaras ocultas. Ver su cuerpo deconstruido y presentado en serie como un conjunto de partes, en lugar de un todo unificado, induce una sensación siniestra y extraña. Muchos de los artistas incluidos en Towaard Common Cause toman la subjetividad individual como su principal tema de investigación, exigiendo reconocimiento y reclamando espacio para formas de estar en el mundo más allá del modo predeterminado del macho blanco heterosexual en formas transformadoras. El trabajo de Hill también hace esto, no a través de una exploración de raza, género, clase o sexualidad, sino a través de la mecánica fundamental de la mente.
—Laura Steward
Traducido por: Mayra C. Palafox