Carrie Mae Weems

Carrie Mae Weems’ photo-based triptych Black Love

La instalación de Carrie Mae Weems, Arrastrar, explora la violencia, tanto sistémica como local, contra los cuerpos de las mujeres y de las personas de color. Estos temas han ocupado un lugar destacado en la obra de la artista contemporánea. A lo largo de sus 30 años de carrera, Weems ha creado arte que investiga la familia estadounidense, la identidad cultural y de género, la opresión de clase y raza, y las ramificaciones del poder político estratificado en nuestra sociedad. Con una experiencia temprana en espectáculos de danza, Weems más tarde se hizo famosa por su trabajo en fotografía, especialmente. También emplea una variedad de medios en su arte, que incluyen texto, textiles, sonido y video, que a menudo organiza en instalaciones específicas del sitio.

El ímpetu para esta instalación, Arrastrar, fue la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2016 y el descarado desencadenamiento de la retórica supremacista blanca y las acciones que la acompañaron. Ella narra: “Sabemos que un depredador ha entrado en la Casa Blanca. Y que venía en esta ola, esta ola de destrucción, esta ola de destrucción, una contrafuerza, una ola de hombres, mujeres y niños que se levantaron contra la llegada de su día”. No obstante, ella ubica los inicios desgarradores del movimiento en la década de 1960 en Estados Unidos. A través de películas, música, videojuegos, fotografías, revistas, libros y otros objetos efímeros, algunos conservados de la propia infancia del artista, organizados en un estudio moderno de mediados de siglo, se nos invita a explorar el surgimiento de la supremacía blanca en la segunda mitad del siglo XX.

La instalación se centra en la elección personal. Decidimos cómo y por cuánto tiempo deseamos comprometernos con el trabajo y con las historias de violencia y opresión que pone en primer plano. Pero mientras Weems considera los efectos contemporáneos en Estados Unidos de décadas de muertes y asesinatos de hombres negros y comunidades negras, así como la violación, el acoso y la captación sexual ilegal de mujeres y niños, explora de inmediato momentos de resistencia, como la Marcha de las Mujeres en Washington. También llena de imágenes de protesta, la instalación no insiste en la desesperación y la inevitabilidad, sino que propone que la gente común, como individuos y como grupos, pueda hacer que Estados Unidos avance hacia la justicia y la equidad universales. Weems sugiere que podemos trabajar juntos para combatir lo que ella ha descrito como «lo mismo cambiante» en el que las personas oprimidas siguen oprimidas, las víctimas perpetuas de la violencia doméstica y el terror doméstico, la violencia de las pandillas y la violencia estatal, que se ha promulgado contra las mujeres y las personas de color.

—Christine Zappella

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